viernes, 17 de septiembre de 2010

Aficiones compartidas


Esta imagen reúne todos los ingredientes: tiene gracia, es inspiradora y encierra de seguro una historia, además de plantear algunos misterios.

Empecemos por esto último: ¿Qué estaba fotografiando la señora? Y sobre todo –esto me quema- ¿Qué hay en el interior de la bolsa? (Porque la bolsa es de ellos, seguro, pues tiene pinta de abandono provisional y cercano). Pero: ¿Qué contiene? ¿La cena? ¿Unas compras? ¿Un collarín preventivo?

Nunca lo sabremos, así que centrémonos en la historia.

Es obvio que no es la primera vez que el niño pasa por ese trance. Lo dice su cara de infinita resignación, lo dice su posición en puntillas para evitar un seguro ahorcamiento Nos habla, por último, su mano, que es mano de amor filial pero también de recuerdo y aviso de su presencia, para evitar las consecuencias de un giro inesperado ante otro posible estímulo merecedor de ser inmortalizado. La postura de ella es impecable, por otro lado. Es postura de fotógrafa avezada y vocacional. Está disfrutando.

Pero él no.

Esto nos lleva al final: Es más que probable que esta madre considere, después, que ambos han compartido una tarde feliz haciendo fotos, que su hijo tiene madera, que algún día ganará un Pulitzer o exhibirá su obra en una galería famosa. Que heredó la vocación al fin, no como el mayor, todo el día con la consola. El niño (lo dice su rostro) querrá que le quieran, como es lógico. Ganará un día en la escuela un concurso menor, que sus padres atribuirán a la genética de su afición y a sus propios desvelos e influencias. Será, pues, un premio compartido.

Y un día, -un lejano y glorioso día-, el chico crecerá y se hará serigrafiar esta imagen en una camiseta, sobre un texto que diga:

“¿Sabes qué, mamá? Nunca me gustó sacar fotografías.”

Se pueden vender montañas de camisetas. Basta cambiar el final por: pescar, jugar al ajedrez, leer, hacer deporte, coleccionar sellos, etc. Seguro que se podría encontrar una imagen para cada afición “compartida”.
Pero yo siempre fui mejor para inventar negocios que para llevarlos a cabo.

Lo pone en mi camiseta.