miércoles, 2 de noviembre de 2011

Lo que nunca te conté


Publicado en el "Café de Artistas"



Fíjate qué tarde es, Teresa y yo aquí, charlando contigo tantas horas, valiente parrafada de un viejo, qué locura.

Todo lo que encierra esta noche de palabras, es todo lo que nunca te conté, todo de lo que nunca hablamos. No hubo motivos verdaderos para ello, tampoco los hubo para lo contrario, las relaciones siempre tienen más silencios que palabras, por mucho que se converse. Hay cosas que no se dicen por si acaso hieren, por si no se comprenden o por considerarlas carentes de algún interés, como algunos sueños; siempre tan hermosos al despertar y tan absurdos después del café de la mañana. Pero después ocurren cosas que convierten esas nimiedades en imprescindibles, en confesiones que quedarán por siempre pendientes, en arrepentimientos de declaraciones nunca nacidas. Son como semillas de trigo sin esparcir, que se quedan entre los dedos y pierden por siempre su vocación de verdor plegado al viento, de esponja de pan después.

Siempre falta tiempo, siempre.

Pero te lo cuento igual, aunque ya estés muerta, porque yo puedo oírte aún en el ajetreado vaivén de estas olas en las que te quedas respirándome, como al acostarnos cada noche.
Te lo cuento ahora que tu cuerpo tan desgastado es bruma incierta, peces, algas, espumas, sal. Ojalá corales.

Ya tan sólo eres ceniza, melancolía solemne arrojada desde este espigón sin nombre. Y ahora te lo cuento todo, ahora sí.

Por la remota posibilidad de que aún puedas escucharme.