miércoles, 2 de noviembre de 2011

Lo que nunca te conté


Publicado en el "Café de Artistas"



Fíjate qué tarde es, Teresa y yo aquí, charlando contigo tantas horas, valiente parrafada de un viejo, qué locura.

Todo lo que encierra esta noche de palabras, es todo lo que nunca te conté, todo de lo que nunca hablamos. No hubo motivos verdaderos para ello, tampoco los hubo para lo contrario, las relaciones siempre tienen más silencios que palabras, por mucho que se converse. Hay cosas que no se dicen por si acaso hieren, por si no se comprenden o por considerarlas carentes de algún interés, como algunos sueños; siempre tan hermosos al despertar y tan absurdos después del café de la mañana. Pero después ocurren cosas que convierten esas nimiedades en imprescindibles, en confesiones que quedarán por siempre pendientes, en arrepentimientos de declaraciones nunca nacidas. Son como semillas de trigo sin esparcir, que se quedan entre los dedos y pierden por siempre su vocación de verdor plegado al viento, de esponja de pan después.

Siempre falta tiempo, siempre.

Pero te lo cuento igual, aunque ya estés muerta, porque yo puedo oírte aún en el ajetreado vaivén de estas olas en las que te quedas respirándome, como al acostarnos cada noche.
Te lo cuento ahora que tu cuerpo tan desgastado es bruma incierta, peces, algas, espumas, sal. Ojalá corales.

Ya tan sólo eres ceniza, melancolía solemne arrojada desde este espigón sin nombre. Y ahora te lo cuento todo, ahora sí.

Por la remota posibilidad de que aún puedas escucharme.

7 comentarios:

  1. Anónimo2:43

    Por eso deberíamos decir las cosas, pero no lo hacemos. Nunca lo hacemos

    la anónima menos anónima que has conocío

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  2. Anónimo22:41

    A este anónimo tan oportuno, ante una historia tan conmovedara y bien descrita. Me gustaría añadir que también deberíamos aprender a escuchar estas bonitas palabras de un viejo solitario, mientras estemos a su lado.

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  3. Anónimo10:22

    Si lo hablas todo cambia la relación, si no hablas nada cambia la relación, si hablas parte cambia la relación... porque el observador, la acción o inacción SIEMPRE influyen en la experiencia... Habla cuanto te apetezca con quien te apetezca y no te arrepientas de palabras o silencios. Sigue experimentando y vive alegre.

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  4. Gracias anónimos, qué buena secuencia en los comentarios: Aprender a decir, aprender a escuchar y aprender a no arrepentirse de hacerlo o no. Todo un tratado de filosofía en tres respuestas.

    Tres abrazos.

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  5. Ocelote9:28

    Ya que está todo dicho, escuchado, y aprendido el no arrepentimiento, a mí me queda añadir que esta frase, o acaso sea, en realidad, una secuencia poética, es extraordinariamente elocuente, y bonita, en el contexto de lo narrado:

    "Te lo cuento ahora que tu cuerpo tan desgastado es bruma incierta, peces, algas, espumas, sal. Ojalá corales".

    Un abrazo.

    Ocelote

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  6. "Siempre falta tiempo, siempre"
    Eso es lo que me pasó a mí. Lei esta hermosura hace tiempo y fui a mirar a ver si te había hecho algún comentario y no estaba. Y entonces me acordé que me dije: "tengo que volver a saborear cada frase antes de dejar el comentario" y me faltó tiempo. O me enredé en otras urgencias que siempre me importan menos, pero las hago como una máquina: sin pensar. Porque sí. Y hoy que vuelvo a leerte, me llegan con más fuerza todas las reflexiones que hace tu personaje(siempre me ocurre con las segundas lecturas cuando son buenas). Y me llegas porque me siento identificada con todo cuanto dicen tus "ancianos sabios" (se te da muy bien meterte en sus pieles). O soy yo, que con los años lo puedo confirmar. En cualquier caso es una melancólica delicia leerte.
    Un abrazo.

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  7. Hola Celsa, gracias. Ojalá la vejez llegue acompañada de la sabiduría, porque si no vaya plan. :)

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