sábado, 30 de junio de 2012

El Señor Hutchinson


La cena es esta noche y en uno de esos restaurantes pijos de Mayfair. No esperaba menos del clan de los señoritos, la más selecta y excluyente mierda de la promoción del 85. Yo, por supuesto, no estoy invitado, como no podía ser de otra manera. Mis padres no regentaron negocios financieros en la City, nunca viajé en un Aston Martin y jamás ninguno de mis familiares asistió a las estúpidas carreras de Ascott, de modo que puedo considerar casi un milagro mis cinco años de permanencia en Harrow School, tiempo en el que siempre estuve apartado como un paria de los centros de poder, de los ámbitos donde se gestionaba la popularidad como si fuera una mercancía de cambio.

Ahora que se acabó la partida, sé muy bien lo que será de nuestras vidas, siempre lo supe aunque nunca lo dije directamente, al fin y al cabo, nadie se interesó especialmente por lo que yo pensara. Pero hacen mal, siempre hicieron mal. Yo tengo información de todo lo ocurrido en este último curso, sé cosas de primera mano que ellos ignoran y hoy será mi revancha. Para empezar, adivino que la conversación en la cena será tan frívola como siempre, pero al final acabarán hablando de “lo sucedido con el Señor Hutchinson”. No podrán evitarlo, lo que ocurrió este año nos perseguirá como una sombra para siempre. Que si era un demonio, que si un agujero negro de la mala suerte, un ser perverso... Siempre que alguien opina de otro, da más información sobre sí mismo que sobre la persona a quien juzga. En realidad las cosas no sucedieron como creen, pero las leyendas se gestan así, con cuchicheos y maledicencias, con “me han dicho que dicen”...y al final la bola de nieve es tan grande que no hay forma de detenerla.

Primero fue el chico de Wembley, aquel que se hizo un corte terrible en la mano segundos después de fallar una pregunta de Álgebra. El hecho es en sí cierto pero... ¿Cabe atribuir la culpa al profesor? Después vino lo del brazo roto de Jeremy Hedley y una serie de accidentes que parecían tener sólo un aspecto en común; todos estos hechos venían precedidos de errores o desplantes hacia “Ben mala sombra Hutchinson”, como si castigara de un modo mágico, como si convocara la mala suerte hacia los chicos más díscolos o torpes. Sin embargo, nada de todo esto hubiera tenido más importancia que la de una serie concatenada de coincidencias sino hubiera sido por lo de Agnus.

No debieron mandarle como portavoz de la clase. No a él. Agnus era un buen chico, un tipo callado y algo solitario que hacía lo que debía sin meterse en líos. El grupito de los populares lo eligió para no dar la cara, porque sabían que iba a recibir el encargo como un regalo después de tanto ostracismo. Por fin soy alguien, debió pensar, por fin entraré en el círculo de los elegidos. Así que quiso cumplir su encargo con una valentía sicaria y se le fue la mano. Lo sé porque estaba allí. No debió hacer acusaciones tan graves ni amenazar con acudir a la Dirección del Centro y hasta a la policía. Todo era tan irreal, tan absurdo…

El caso es que aquella misma tarde, justo mientras se celebraba la reunión de profesores para consensuar las calificaciones del trimestre, Agnus se tiró por la ventana de su habitación y se mató. No hubo testigos, ni notas. Nunca se supo el motivo. Sólo que ocurrió.

Creo que es por él, por el pobre Agnus, por lo que estoy entrando ahora en el restaurante. Ya estarán terminando. Necesito que esa panda de manipuladores sepa que el miedo era recíproco, que el más asustado de todos era aquel al que veían como enemigo. Recorro sus caras huidizas e incómodas una a una.

Deberían haberme invitado.

A mi pesar, distingo al que tendrá un accidente de automóvil, al que desarrollará un tumor, el que será asesinado por celos… Espero a que alguno se dirija a mí y salve así su miserable vida. Finalmente es Johnson el que habla.

¿Un…un café Señor Hutchinson?


6 comentarios:

  1. ¡Pero bueno…! ¿Qué hace aquí colgada esta maravilla en lugar de estar batiéndose el oro en algún concurso de alto nivel? ¡Qué re-que-te-bueno! Lo tiene todo: impecablemente tramado y estructurado, tensión, emoción, intriga, escritura impecable, un personaje que trabaja conjuntamente con el lector, nada se le da hecho a éste… Y ese final, con esa vuelta de tuerca sorprendente... Ufff, que bueno. En ningún momento me vi diciendo mientras leía: “ah, ya sé por donde vas, pillín…” Yo pensaba que quien hablaba era un alumno resentido en complot con el profesor por alguna razón que me ibas a descubrir más adelante..., pero no. Claro que no, tenías mejores cartas en la manga. Y la frase final del alumno, es para ponérsele a una los pelos de punta. En fin, ¡genial!
    Y como siempre, otra frase para mi cajón de verdades que me guardo, con tu permiso: “… Siempre que alguien opina de otro, da más información sobre sí mismo que sobre la persona a quien juzga…”
    En fin, ¿que más te puedo decir?: PERFECTO.
    Un abrazo.

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  2. ¡Pero Celsa...! Qué comentario. Dan ganas de imprimirlo y colgarlo de la pared para cuando me siento inseguro. El pillín tenía sus dudas. ¿doy demasiadas pistas? ¿doy pocas y soy tramposo? Gracias.
    En cuanto a la frase de marras, es verdad que es verdad. estará bien en tu cajón de verdades. Aunque te parezca mentira, es el pensamiento que dio origen a la historia. Para ser más exacto: Andaba yo con ese pensamiento cuando me topé con la foto de casualidad. Uní las dos cosas y salió esto.

    Un abrazo. Hablando de profesores, ese "PERFECTO" me suena como un a un escolar británico al que le ponen una A.

    Orgulloso me siento.

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  3. Pues siéntete orgulloso. Escribes bien, muy bien, te lo dije siempre, pero no basta por si sólo para que un relato (entendido como cuento) funcione. Y aquí funcionó magistralmente. Y te cuento más para tu ego: se lo leí a más gente que escribe y la respuesta fue la misma: !genial!
    Y sobre lo que comentas de dónde te surgió la idea, es lógico en ti que fuera así, pues es otra verdad que guardé y que está en tu perfil, esto es:
    ... la memoria tiene su origen en la atención y ésta hunde su raíz en el interés, que es uno diferente para cada individuo. Reconócete pues en aquello que llama inexplicablemente tu atención pues ahí...... Lo que te intriga no es más que el eco de tu propia voz...
    ¿Recuerdas? Claro que sí, yo también, pero no siempre me funciona, mi cerebro debe guardar información que no quiere compartir con mi parte consciente, ¿o pública? Voy a tener que autoanalizarme sin trampas.
    Un abrazo.

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  4. Gracias de nuevo Celsa. No siempre sale ¿verdad? El cerebro es a veces egoísta con la parte consciente y pública y hace falta engatusarle un poco. O deshinibirse, que viene a ser lo mismo.

    Gracias Luis, fenómeno.

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  5. Fetén Qwerty!!!!...Mi más sincero enhorabuena...da gusto leerlo...promete y mucho

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