sábado, 6 de octubre de 2012

La cinta amarilla



Esta noche, como tantas, como todas las noches, devolveré la foto y la cinta a la mesilla y me dormiré mandándole un beso a Juan.

La foto está ya arrugadita y más desde esta mañana en la Audiencia, cuando la apuñaba en el bolsillo del vaquero por debajo de mi toga de Juez, como si me diera fuerzas. Como un amuleto. Y cada vez que la remiro me parece mentira el verme tan chica, parada con las tenis que me regaló el tío Tano, rascándome en la espalda (¿por qué será que siempre que algo nos inquieta nos rascamos en la espalda?) y con esa cara de incrédula curiosidad, detrás del policía atisbando la muerte y el futuro. Créeme que todavía –y son tantos los años- noto el tacto tibio de su mano en la mía.

De la cinta amarilla me guardé un fragmento, el que va cada noche a la mesilla junto a la foto. Fíjate cómo la cinta separaba ya el mundo del que salía, el perfecto perímetro que dejaba fuera los dibujos animados y la infancia entera y adentro, los cadáveres de mis tíos despedazados por la Mara del 18, un ajuste, decían. Pero yo no sabía de ajustes ni de maras. Déjate, le dijo él a su compañero, tiempo al tiempo, que a cualquier perro se le atora un hueso.

Y ya no le vi más hasta hoy. En persona, quiero decir, que veinte años no es nada, como decía el argentino. Pero hoy me dio un vuelco al verle de nuevo, tan él, más viejito pero con esa misma forma de caminar y echar las manos atrás. Entonces, antes de sentarse en el banquillo se rascó la espalda y a punto estuve a echarme a llorar, ¿lo puedes creer?

Recién acabo de empezar a administrar justicia en Aragua y va y me llega aquel mismo policía de la foto con la acusación de matar a unos sicarios del 18, tanto tiempo después y me doy cuenta que era verdad: a cualquier perro se le atora un hueso. El fiscal dice que son todos la misma cosa, que son coyotes de la misma loma, pero yo le declaro inocente entre los murmullos de reprobación de la Sala.

Nadie nunca sabrá que yo sé que fue Juan quien les mató, pero no lo hago por mí, ni por los tíos, sino por esa mano que me hurtaba de la violencia y, sobre todo, porque sigo enamorada de él desde entonces.

La Justicia, ya aprendí, es como el amor. Ambos pueden impartirse en un secreto que dure por siempre.

7 comentarios:

  1. Aysss, qué hermosura de relato, y a la vez tan desgarrador. La foto es preciosa, pero lo es más por lo que transmite tras ponerle tú la historia. Como siempre que te leo, recojo frases que me deleitan, como éstas:

    “Fíjate cómo la cinta separaba ya el mundo del que salía, el perfecto perímetro que dejaba fuera los dibujos animados y la infancia entera y adentro, los cadáveres de mis tíos despedazados”

    Ó éstas: ”… esa mano que me hurtaba de la violencia” ”… detrás del policía atisbando la muerte y el futuro.”

    Has conseguido muy bien darle el “tono” iberoamericano que para mi gusto le da un plus a la historia. Se nota en expresiones como “… la foto está ya arrugadita …”, “… cuando la apuñaba en el bolsillo …” “… Recién acabo de empezar…” “ … más viejito …” “… estuve a echarme a llorar, ¿lo puedes creer?...”

    Una cosita: creo que las palabras “fíjate” y “déjate”, un latino las diría con el acento en la segunda sílaba. Esto es: “fijáte”, “dejáte”…

    Mirátelo, che, que de seguro que lo bordás ;)

    Preciso, de verdad. Siempre es un placer leerte, porque no sé como lo haces, pero cuentes lo que cuentes, me relaja, pasas por las historias como de puntillas, sin grandes alborotos, pero tocas el corazón siempre.

    Un abrazo, ESCRITOR.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Anónimo16:29

      Pues fíjate que yo no puedo estar más en desacuerdo, Celsa, porque sus historias son vulgares, su modo de relatarlas manido, sus personajes clichés...; todo visto cientos de veces...

      ¡Si lo sabré yo que no me he perdido ni una sola de sus elucubraciones desde que tenemos 16 añitos!

      (Eso me está valiendo el Valhalla, junto a Odín)

      Un abrazo

      Eliminar
    2. ¿Cómo ye, oh? Yo creo que te está valiendo un "ven-pa-acá" mozín, que voy decite yo lo que ye un cliché. ¡Zaca!
      (Es que los asturianos somos muy brutos)
      ;)

      Eliminar
    3. Jajaja. Sólo te ha faltado decirle: "Guaje, anda por lo segao".

      Es que Alter es así. Le gusta bastante dar por saco, forma parte de su encanto.

      Eso sí majo, el Zaca te lo quedas. Merecidamente.

      Eliminar
  2. Gracias Celsa.

    La foto es extraordinaria, formó parte de esos rankings del tipo "las mejores 50 fotos de..." Llevaba dos años mirándola con frecuencia y sintiendo la necesidad de escribir algo sobre ella. Entonces quise inventarle una historia y un futuro y la cambié a blanco y negro (En color impacta más, se puede encontrar fácil), para hacerla parecer más antigua.
    El texto que la acompañaba decía que, efectivamente, la niña miraba a unos familiares asesinados y que el que cogía su mano era un policía venezolano.
    Me impactaba la cara de la niña. Tiene una cara inteligente. Tanto que creo (y deseo) que tendrá un futuro mejor y que vivirá feliz después de tanto horror, después de que la realidad la expulsara de la infancia tan pronto y con tanta crudeza, a través de esa cinta amarilla que es todo un símbolo.

    Sobre los acentos dudé. No sé (y no tuve el acierto o la constancia de encontrar cómo se habla en Venezuela). Sí encontré las expresiones "a cualquier perro se le atora un hueso", etc.

    De todos modos estoy contento del relato y de tocar corazones de puntillas.

    Otro abrazo ESCRITORA.

    ResponderEliminar
  3. Anónimo16:35

    (Qué-coñazo-es-comentar-en-Blogger-con-vuestro-antispam-de-las-narices
    ¿De-verdad-que-no-podéis-desactivarlo?)

    Como bien sabe todo mago viejo, Socio, quiero decir Qwerty, no deberías andar explicando como haces los trucos, porque pierden parte del encanto, ¿no crees?

    Lo digo porque me ha encantado, pero prefería que fuese invención tuya a saber que estabas basándote en un acontecimiento verídico e inspirándote en una imagen de los hechos. Raro que es uno

    Ah, y Gardel, uruguayo; si me apuras, franchute, pero no argentino...

    Un abrazo otoñal.

    ResponderEliminar
  4. Discrepo. Me encanta contar los trucos. Escribir es en sí un truco. "El poeta es un fingidor" que decía Pessoa. Por no hablar del Beckett, claro.

    Y en cuanto a Gardel la culpa no es mía, sino de la protagonista. Y Charles Aznavour era armenio, de eso me enteré ayer mismito.

    Una palmetada en los lomos socio.

    ResponderEliminar