martes, 1 de enero de 2013

Memoria y olvido

Como el rey Ciro de Persia, como Simónides o como e Funes de Borges, Luis Valero nació provisto de una memoria total. Su rectitud y un cierto sentido del pudor le impidieron obtener de este hecho extraordinario más ventaja que la del cómodo y eficacísimo ejercicio de su empleo como bibliotecario y algún alarde menor de sobremesa.
Se casó joven con una mujer aún más firme y leal que su memoria, a la que conquistó recitándole fragmentos del Cantar de los Cantares. Se llamaba Adela. Nunca tuvieron hijos.

Abrumado por el presente, sobrellevó con dignidad su maldición. Siempre decía ser la única persona en el mundo que no podía beber para olvidar. En una ocasión, contrajo unas fiebres que lo derrumbaron en la cama por espacio de dos semanas. Arrasado por los temblores y el delirio, sucumbió a un dulce estado de semiinconsciencia que le privó temporalmente de su don, sumiéndole en un mundo para él desconocido donde los recuerdos no lo eran por más de cinco minutos. Muchos años más tarde me confesaría, durante un melancólico paseo por el Retiro que, a pesar de todo, aquellos catorce días con sus catorce noches había sido plenamente feliz.

Luis podía evocar con precisión cada hoja vencida de otoño que vio de regreso a casa el día que le diagnosticaron Alzheimer a Adela. Ella olvidó pronto que él lo recordaba todo. Luego olvidó su propio nombre. Sólo después, también olvidó el de él. Fue entonces cuando empezó a seducirla cada mañana y era hermoso verles, con la sorpresa del amor recién estrenado bailándoles en los ojos.

Adela murió un mes de marzo. Luis la sobrevivió treinta días, que fue justo el tiempo que empleó en recordar cada centímetro de su piel del día exacto en que ella cumplió los veintidós.

Me gusta imaginarles juntos, en algún lugar; compartiendo al fin, no importa si la memoria o el olvido.

2 comentarios:

  1. Dos seres complementarios y un narrador de premio. Que bien lo cuentas...
    ¡Feliz y creativo 2013!

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  2. Feliz y creativo también para tí Celsa.
    Y gracias por tanto tiempo de conocernos sin conocernos, que ya van siendo unos añitos. :)

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